Encuentro con Manuel Solano
En el Museo Carrillo Gil
Las obras de esta muestra exploran el lado más cínico de Manuel Solano. Aunque evidentemente la producción de Solano cambió después de que perdiera la vista, esta transformación es más formal que conceptual. Ya sea que haya un texto o una imagen, su obra sigue hablándonos de la conexión entre ciertos aspectos entrañables de la cultura pop y su vida privada. Manuel liga momentos de su narrativa personal a canciones, películas o figuras públicas como, por ejemplo, Fey, Annie Lennox y, más reiteradamente, Alanis Morissette. Cuando Solano representa o menciona a estas figuras no lo hace de manera absolutamente irónica. Por el contrario, se trata de una reivindicación de la relevancia que éstas tienen en nuestra cultura de masas, nos habla de una identificación con estos personajes excéntricos, con estas divas de lo alternativo que, como él, no encajan a la perfección, ya sea en la escena musical o en las etiquetas sociales que enfrentamos diariamente.
La obra de Manuel Solano escapa de la solemnidad del arte contemporáneo, se nos expone incómoda y rebelde. Él encuentra en su práctica como artista una forma de resistir a los valores moralizantes de una sociedad hipócrita y exigente.