En el gran desplazamiento de la episteme occidental: se descubrió una historicidad propia de la naturaleza; se llegó a definir aun, para cada gran tipo de ser viviente, formas de adaptación al medio que permitirían definir en consecuencia su perfil evolutivo; además se pudo demostrar que actividades tan singularmente humanas como el trabajo o el lenguaje detentaban, en sí mismas, una historicidad que no podía encontrar su lugar en el gran relato común de las cosas y de los hombres: la producción tiene modos de desarrollo, el capital modos de acumulación, el precio leyes de oscilación y cambios que no pueden ni rebajarse a las leyes naturales ni reducirse a la marcha general de la humanidad.